jueves, 24 de julio de 2008

el ciclo (o ciclos) de la vida

tendemos a pensar que los cambios son malos, que que toda tu rutina cambie total,o parcialmente, no puede tener ningún sentido. pero lo tiene, es cierto que en un principio descoloca bastante, en ocasiones, pero todo ocurre por algo. quizá hoy no lo entiendas, no sepas encajar los palos de la vida, los fracasos, las decisiones que otras personas toman sin tenerte en cuenta, afectándote mucho más si cabe; pero de todo ello se aprende, es más, no sé por qué solemos aprender más de las cosas "malas" (o que no salen cómo nosotros quisiéramos), que de las que van sobre ruedas; será precisamente por éso, porque ante lo que no nos cuesta esfuerzo alguno pasamos como si nada.

sin embargo de ciclos está llena la vida y los ciclos se llaman así por algo, y pasar de uno a otro requiere un cambio, por mínimo que sea...

unos ciclos duran meses, años, otros tan solo días, horas. a veces esos ciclos más cortos forman parte de otro más duradero, otras veces son tan intensos, tan significativos que ellos por sí solos se valen para constituir una etapa de tu vida.


yo podría decir que mi último ciclo cambió, evolucionó en otro (me cuesta demasiado decir que se cerró) hace un mes, cuando cerré la puerta de la casa desde la que he soñado y vivido durante un año. dentro de ese periodo de tiempo he pasado por distintas etapas, unas mejores, otras peores, pero de todas ellas he aprendido muchísimo y, aunque en ocasiones pensé en tirar la toalla, aguanté, y esa decisión ha sido la que más me ha enseñado en mi vida, porque a partir de decidir quedarme y tirar del carro ha sido cuando empecé a ser consciente de lo que ello conllevaba, de los aprendizajes que estaba viviendo.

días antes de partir a Dinamarca, lugar en el que he vivido el año del que hablaba, empezó otro ciclo que sin duda cambió mi vida, al menos por un tiempo, no sé si para siempre. posiblemente ha sido uno de los ciclos que más me ha marcado y que me marque nunca, porque llevaba tatuada la palabra amor con letras gruesas, y el amor es un pilar en mi vida (como supongo que le ocurre a casi todo el mundo). no sé exactamente en qué momento se cerró ese ciclo, a veces (muchas) siento que sigue abierto, que aún existe un último capítulo en aquella historia, que quizá sea el primero de otro nuevo ciclo. pero eso no lo sabré de momento.

y todo este rollo venía porque esta mañana, que parecía que sería una más, igualita prácticamente al resto de mañanas del mes de julio, una llamada ha creado un nuevo ciclo, esta vez de los cortos, aunque quién sabe.

parece que la historia se repite, pues volveré un verano más a la misma ciudad que hace tres años, cuando una adolescente con ansias de locuras pero con pocas a sus espaldas y muchos miedos, se lanzaba a la aventura de irse a trabajar a otra gran ciudad, Barcelona. ahora, tres años después, con unas cuantas locuras realizadas, aún con miedos (aunque puede que alguno menos) y más responsabilidades, vuelvo a la misma ciudad, al mismo trabajo, supongo que con la misma gente, con los mismos (o parecidos) hábitos, a la misma casa. eso sí, con las mismas ganas, o más, y dispuesta a seguir creando ciclos.


y mientras... pensando y decidiendo cuál será el próximo, pues lo habrá, éso siempre...


[siento todo este rollo]

jueves, 17 de julio de 2008

cuestión de prioridades

sentirse bien es una cuestión de prioridades. cuando te marcas altos objetivos, muchas veces inalcanzables, puede surgir una sensación de pérdida de tiempo, de sentirse inútil por no poder siquiera alcanzar lo que se quiere. sin embargo, cuando te propones disfrutar de cada pequeño paso, de cada pequeño detalle, de cada pequeño obstáculo superado que, a la larga, nos hará superar otros mayores, es entonces cuando uno se siente bien, lleno.