viernes, 20 de junio de 2008

qué raro es esto...

derepente un día te despiertas en otra cama, la tuya, esa que hace tiempo cambiaste por otra, la recuperas y te sientes rara y bien a partes iguales. te asomas al balcón y la gente que pasea por la calle habla un lenguaje que entiendes perfectamente. buscas cualquier cosa en la cocina y te equivocas de cajón, esperas encontrarlo dónde estaba la última vez que lo buscaste, pero de eso hace ya mucho tiempo, más bien hay mucha distancia, pues ya no es la misma casa, ya no es la vida que has vivido los últimos meses, ya no la compartes con la misma gente, ¿dónde se habrán metido? y descubres que cada una de las personas con las que hacías tu vida hasta tan sólo unas horas antes comienza un nuevo camino de forma independiente. te da pena porque sabes que nada será nunca lo mismo, no volvereis a compartir el mismo techo, ni los mismos planes. pero te da alegría saber que el mundo es más pequeño de lo que creías, que unas veces por casualidad y otras a propósito, volverás a cruzarte con ellas; alegría también por saber que tienes nuevas personas en tu vida con las que volverte a cruzar, que juntos habeis creado fuertes lazos. inseparables.
toda esa alegría no evita que siga siendo raro. el pensar en un pasado cercano y verlo tan lejano ya, pero a la vez sentirlo presente. que todo sea más fácil de lo que parecía que sería cuando estabas tan lejos y te planteabas este momento.
es tan raro caminar por inercia por lugares que no pisabas desde hacía mucho tiempo, algunos incluso nunca los llegaste a pisar, y sin embargo, ahora te resulta todo tan familiar, que cuesta creerlo.
supongo que esto se debe a que las ciudades siguen dentro de ti por siempre, como si alguien hubiese dibujado alguna vez un mapa de ellas en tu interior y no se borrase nunca.

jueves, 12 de junio de 2008

y cuando decir adiós se antoja imposible

nunca me han gustado las despedidas; son un momento de la vida en el que nunca sé qué decir, me quedo en blanco.

"nos vemos a la vuelta", suelo decir cuando sé que es temporal. y ahora, sólo ahora, me doy cuenta de lo fácil que resultaba decir aquella frase. lo difícil es hablar cuando sabes que no volverás a ese lugar, que la gente de la que te despides tampoco lo hará, y que ese lugar dejará de ser lo que es porque el día que vuelvas, si es que lo haces, habrá cambiado tanto que ya no verás caras conocidas, sólo te cruzarás con recuerdos de lo que fue y dejó de ser.

es por eso que no me gusta volver a los lugares en los que he sido feliz, porque prefiero quedarme con aquel bonito recuerdo antes que taparlo con otros nuevos, aunque sean también buenos. pero todo depende de la compañia, pues si se vuelve con las mismas personas puede llegar a ser mucho mejor si cabe.

quizá esta vez lo mejor sea volverse a despedir como si fuéramos a vernos a la vuelta de las navidades o de cualquiera de nuestros viajes.

"nos vemos, pues, a la vuelta, hermanos"

miércoles, 11 de junio de 2008

y cuando llueve sobre mojado...

... y una ráfaga de viento amenaza con llevárselo todo por delante

es en ese momento, justo en ese,
cuando hay que volar con el paragüas,
protegerse contra el frío,
arroparse con sonrisas
y abrigarse con abrazos