martes, 27 de mayo de 2008

cansancio

Casancio. Dices que te sientes cansado. ¿Cansado de qué? Cansado de todo.
Cansado de ver cómo marchitan las flores a pesar de ser el comienzo de la primavera. De no ser capaz de saciar tu sed de soñar despierto. De observar la vida pasar sin poder retener aquello por lo que luchaste, aquella persona por la que soñaste. Te sientes cansado de salir a la calle y ver caras tristes, almas que corren de aquí para allá sin saber muy bien qué es lo que persiguen, miradas caídas, sonrisas perdidas.
Yo no sé qué responder. Te entiendo, te digo, mientras intento cogerte la barbilla para que levantes la mirada y observes por un instante lo que pasa al otro lado de la calle. Entonces te encuentras a unos niños jugando con una pelota; se les ve felices - me dices. Luego descubres a una pareja mirándose - y a ellos también. Y cuando estás a punto de preguntar qué es lo que quería que vieses, ves a una mujer mayor que anda con bastón y que va sonriendo. Posiblemente esté pensando en su primera nieta, a la cual verá en cuestión de minutos y a la que podrá coger con sus débiles manos que se harán más fuertes que nunca. O quizá vaya pensando en algún recuerdo de hace algunos años, cuando era una adolescente que había dejado de creer en los sueños, pero que un día alguien supo levantarle la barbilla para que descubriese lo que había delante de ella. A partir de aquel momento nunca más dejó de soñar, porque gracias a aquella persona aquel día podría ver a su nieta.
¿Cruzamos?-me dijiste.Y allí nos plantamos, al otro lado de la calle, donde todo parecía más fácil, más accesible.

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